Síndrome del intestino irritable: Consejos para aliviar los síntomas.

Síndrome del Intestino Irritable (SII)

Introducción al Síndrome del Intestino Irritable (SII)

El Síndrome del Intestino Irritable (SII) es un trastorno funcional digestivo de alta prevalencia en la población adulta, que se caracteriza por dolor abdominal recurrente, cambios en el hábito intestinal y malestar general. Afecta entre el 10 % y el 20 % de la población mundial y, aunque no conlleva mayor riesgo de cáncer o enfermedad inflamatoria, compromete significativamente la calidad de vida y el rendimiento diario.  

¿Qué es el SII? Definición y factores desencadenantes

El SII se define como un conjunto de alteraciones en la motilidad y sensibilidad intestinal, sin evidencia de lesión orgánica. Entre los factores desencadenantes destacan:  

Hipersensibilidad visceral: mayor percepción del dolor ante estímulos normales.  

Desequilibrios en la microbiota: aumento de bacterias patógenas y déficit de especies protectoras.  

Estrés y componente psicológico: activación del eje intestino-cerebro que modula la función digestiva.  

Dieta inadecuada: consumo excesivo de alimentos ricos en FODMAPs (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables). 

Sintomatología y clasificación del SII

El SII puede manifestarse de forma muy diversa, pero sus síntomas principales son:  

Dolor o cólicos abdominales: suelen aliviarse al evacuar.  

Diarrea predominante (SII-D): deposiciones frecuentes y urgencia.  

Estreñimiento predominante (SII-C): heces duras, evacuaciones dolorosas.  

Forma mixta (SII-M): alternancia entre diarrea y estreñimiento.  

Distensión abdominal: sensación de hinchazón matinal o postprandial.  

Diagnóstico: Criterios de Roma IV y pruebas complementarias  

El diagnóstico del SII se realiza principalmente mediante los  criterios de Roma IV , que exigen dolor abdominal recurrente, al menos un día a la semana durante tres meses, acompañado de cambios en la frecuencia o forma de las heces. Las pruebas complementarias (analítica, ecografía, colonoscopia) se reservan para descartar otras patologías, como enfermedad inflamatoria intestinal o intolerancias específicas.  

Estrategias nutricionales para controlar los síntomas

  1. Dieta baja en FODMAP

   – Elimina temporalmente alimentos como lácteos con lactosa, legumbres, cebolla, ajo, manzana y trigo.  

   – Reintroduce gradualmente en pequeñas cantidades para identificar tolerancias.  

  1. Aumento de fibra soluble 

   – Aporta textura a las heces y modula el tránsito.  

   – Fuentes: avena, psyllium, zanahoria, calabaza y plátano maduro.  

  1.  Hidratación constante  

   – 1,5–2 litros de agua al día para facilitar el tránsito y prevenir el estreñimiento.  

  1.  Evitar irritantes   

   – Café, alcohol, grasas saturadas, edulcorantes artificiales y comidas procesadas.  

 Modificaciones del estilo de vida que marcan la diferencia 

Ejercicio físico regular: al menos 30 minutos diarios de actividad moderada (caminar, nadar o ciclismo).  

Técnicas de relajación: respiración diafragmática, mindfulness, yoga o meditación para reducir la respuesta al estrés.  

Rutinas de sueño saludables: mantener horarios fijos y un ambiente propicio para el descanso.  

Gestión del estrés laboral y personal: establecer límites, delegar tareas y dedicar tiempo a hobbies.  

 Terapias complementarias con respaldo científico  

Probióticos específicos: cepas de Bifidobacterium infantis y Lactobacillus plantarum han demostrado reducción de dolor y distensión.  

–  Psicoterapia cognitivo-conductual: mejora la percepción del dolor y la adherencia a cambios de estilo de vida.  

Acupuntura y moxibustión: pueden aliviar el dolor abdominal y mejorar la motilidad intestinal en pacientes seleccionados.  

Opciones farmacológicas para los síntomas más persistentes  

  1. Antiespasmódicos (butilbromuro de hioscina, mebeverina): alivian los cólicos.  
  2.  Laxantes osmóticos (polietilenglicol): adecuados para SII-C moderado a severo.  
  3. Antidiarreicos (loperamida): control de episodios agudos de diarrea en SII-D.  
  4. Neuromoduladores (antidepresivos tricíclicos en dosis bajas): útiles en dolor visceral crónico y trastorno del estado de ánimo asociado.  

Señales de alarma: cuándo consultar  

– Presencia de sangre en heces o pérdida de peso inexplicable.  

– Anemia ferropénica, fiebre persistente o signos de obstrucción intestinal.  

– Dolor progresivo e intensidad creciente a pesar del tratamiento.  

Seguimiento y autocuidado a largo plazo

El SII requiere un abordaje multidisciplinario: gastroenterólogo, nutricionista y psicólogo. El seguimiento periódico permite ajustar tratamientos, evaluar progresos y reforzar medidas de autocuidados. Llevar un diario de alimentos y síntomas facilita la identificación de desencadenantes individuales y mejora la adherencia a la estrategia terapéutica.  

Nuestro consejo  

El Síndrome del Intestino Irritable es un trastorno complejo que exige un enfoque integral: dieta adaptada, control del estrés, ejercicio regular, terapias complementarias y, en ocasiones, medicación. La educación del paciente y el apoyo multidisciplinario son clave para optimizar la calidad de vida y minimizar los brotes.  

Este contenido es informativo y no sustituye la consulta con un profesional de la salud.